viernes, 4 de junio de 2010

Señor de los parques

     El valenciano Rafael Mendoza Olavarría no cuenta con alguna profesión definida u otorgada por alguna institución universitaria, su carrera la ha obtenido con la experiencia, el amor a su labor ambiental y la dedicación que lo ha caracterizado desde que llegó a Ciudad Guayana.
     Desde el año 1956 es cuando se incorpora en la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), viene a Guayana gracias al General Alfonso Ravard, y su compromiso fue como administrador de recursos ambientales y de los campamentos de Edelca (Electrificación del Caroní )que fueron creados por los Estudios Especiales en la epoca de Marcos Pérez Jiménes.
 
     El apacible y apasionado hombre de la naturaleza ha puesto sus manos ya envejecidas tanto en el Parque La Llovizna, como en la Misión de la Purísima Concepción del Caroní, los Castillos de Guayana, el Parque Cachamay, la Plaza del Agua y en el Ecomuseo del Caroní.
 
    Es aficionado al arte, la pintura, la escultura; es creador de obras como palos de agua, artesanías talladas en madera entre otros.

Entre familiares y amigos
Ubicados y sentados en una piedra nos dispusimos a escudriñar su círculo familiar.
-¿Señor Mendoza, cómo se llamaron sus padres?
-Carmen Elena Olavarría De Mendoza, era una mamá muy dulce y especial, como todas las madres, y mi papá se llamó Francisco Mendoza y le decía “Paco” por cariño, eran unos padres ejemplares y esos rasgos naturales o ese amor a la naturaleza viene gracias a ellos. Son nuestros padres quienes nos inculcan esos valores.
-¿Y cuántos hermanos tuvo?
-Nosotros somos ocho hijos.Oscar, Beatriz, Francisco, Carlos, Leopoldo, José Antonio, Irene y yo. Todos estamos vivos pero ellos están en Valencia.
-¿Cuántos hijos tiene?
-Seis hijos. Anabella, ella me llamó ayer. (Silencio) Rafael, (Silencio largo) Conchale, no sé qué me pasa, olvido a veces las cosas. También está Andrés, Andreina, Marisela y Jorge.
-¿Todos son hijos de un mismo matrimonio?
-No, tuve dos matrimonios. El primero con Ana Rita Guerra, ella fue mi diosa, lamento mucho haberla perdido tan rápido. Y ahora está mi negra; lo que pasa es que no me gusta estar dando nombres así porque después se molestan en mi casa, no les gusta.
-¿Qué lo hace tan afortunado?
- Estas entrevistas hija, porque siempre al terminar alguna me digo a mi mismo que mis palabras pueden llegar a causar efecto algún día, cuando ustedes, las generaciones, nuevas entiendan que estos ecosistemas hay que cuidarlos y conservarlos tal y como Dios no los ha dado.

     Al terminar de hablar el ambientalista saca un pañuelo y limpia su rostro, puesto que dos lágrimas iban cayendo sobre sus mejillas enrojecidas. Mendoza parece ser un hombre recto y de carácter dócil, pero cuando le hacen recordar cosas que estén fuera de su labor ambienta como el tema de su familia, se muestra esquivo.

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